La muerte de Valentino en la localidad bonaerense de Arturo Seguí en La Plata aun es un misterio. El niño de dos años desapareció en la tarde del domingo y fue encontrado horas después sin vida y con heridas compatibles con mordeduras de perros. La Justicia imputó a los dueños de los animales pese a que aseguraron que sus mascotas nunca habían manifestado un comportamiento salvaje: “Ladraban pero no mordían”.
Paulina y Pedro son dueños de cuatro perros (tres son pitbulls) que habitan en una casa vecina a la que se encontraba Valentino mientras estaba al cuidado de su abuela y de donde desapareció.
Su cuerpo fue hallado a 150 metros y presentaba aparentes mordeduras en el torso y la cabeza. El niño estaba sin ropa y a su alrededor había jirones de sus prendas esparcidas y destrozadas. Por eso, una de las hipótesis que se maneja en la investigación es que habría sido atacado por una jauría.
“Nosotros no estábamos acá. Alrededor de las 17.30 salí. Había ido a comprar pizza para mi hijo y cuando estaba volviendo por la ruta me llamaron diciendo que Valentino estaba perdido y vinimos rápido para buscarlo”, comentó Pedro en diálogo con Telefé, según consignó el medio 0221.
Los dueño de los perros contaron que eran cercanos a la familia de Valentino -sobre todo Paulina y la madre del niño- y que el pequeño no le temía a los perros porque “siempre salía con el rottweiler que tienen. Siempre estaba aquí yo para verlo”.
Si bien las heridas indicarían que la causa de muerte sería por el ataque de al menos dos perros, esto recién se conocerá con los resultados de la autopsia pactada para este martes por la mañana. El caso quedó a cargo del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, de la UFI N°16 de La Plata, en conjunto con el Juzgado de Garantías N°6, a cargo de Agustín Crespo, quienes dispusieron una exhaustiva serie de peritajes para reconstruir con precisión las últimas horas de Valentino.
Consultados sobre por qué los perros estaban sueltos durante la tarde del domingo, la pareja explicó que es como un mecanismo de defensa. “Tengo invernáculos y para que otros perros no se los rompan dejo a los míos sueltos. Después de las 19 de la tarde encierro a los perros”, explicó Pedro.
En ese sentido, Paulina agregó que ninguno de sus mascotas tenía rastros de sangre en la boca ni en el cuerpo, por lo que puso en duda que pudieran ser los culpables del asesinato de Valentino: “Nunca pasó una cosa así, los perros sabían salir pero la gente nunca me dijo que los quisieran morder. Ladraban pero no mordían”.
Este último punto también está bajo investigación ya que la Justicia ordenó tomar muestras de ADN de los animales para buscar rastros de ellos en el cuerpo del niño. Según pudo saber LA NACION, algunos de los perros fueron trasladados bajo custodia para ser sometidos a rigurosos análisis forenses. Hasta el momento, los peritajes confirmaron que el cuerpo de Valentino fue arrastrado unos 50 metros.
Pedro quedó imputado como responsable de los animales y el caso fue caratulado como “averiguación de causales de muerte”, mientras se esperan los resultados de los peritajes y del examen forense.
Según se informó, se están recabando testimonios y evidencias para reconstruir los movimientos del menor antes de su desaparición. La prioridad es confirmar si las heridas fueron provocadas por mordeduras y, en ese caso, identificar a los animales que las causaron.