Un grupo de vecinos denunció una situación que les rompía el corazón: un perro de avanzada edad estaba tirado en la vereda de una casa, cubierto de suciedad -y, tal vez, pintura-, con una pierna destrozada y signos evidentes de abandono. Todo sucedió en Ciudad Cuauhtémoc, en el estado de Chihuahua, México,
Era un macho de unos 8 o 10 años que vivía entre otros animales descuidados en la casa de un repartidor de diarios, según pudieron saber luego los rescatistas de Mundo Patitas, quienes lo llamaron Bluey por su particular color: parecía que, en algún momento, alguien lo había teñido de azul.
“Cuando llegamos, el perro estaba verde, en estado de descomposición y con olor a muerto. Una de sus piernas estaba arrancada, con el hueso expuesto. Las bacterias ya habían avanzado tanto que desarrolló osteomielitis”, relató Norma Huerta, directora de Mundo Patitas, una ONG sin fines de lucro de rescate animal, en diálogo con Clarín.
Además, estaba desnutrido, deshidratado y con una temperatura corporal peligrosamente baja.
El rescate no fue fácil. “Lo primero que hacemos es colocarle una correa para que no se escape. Estaba muy a la defensiva, enseñaba los dientes”, explicó Huerta. Tras asegurarlo, lo taparon con una manta para reducir el estrés y lo trasladaron a una clínica.
Aunque el cuadro era grave, el equipo veterinario decidió arriesgarse y operarlo. “La doctora dijo que por su terrible estado no era conveniente, pero sabíamos que era la única opción para salvarle la vida», recordó la directora. Le amputaron la pierna afectada, lo castraron y comenzó el proceso de recuperación.
El estado de Bluey al ser rescatado era crítico. Foto: Mundo Patitas
Gracias a las redes sociales, la organización pudo reunir donaciones en efectivo y alimentos para costear la operación. En los primeros días, Bluey fue alimentado de a poco, pero varias veces al día. “Comía, pero había que ser cuidadosos para no abrumarlo con una alimentación abundante a la que no estaba acostumbrado», explicó Huerta.
Estuvo un mes bajo observación constante para asegurarse de que la infección interna que tenía no empeorara su salud. El equipo de Mundo Patitas contó que «era increíble de ver como con cada ducha se convertía en un perro diferente y él mismo mostraba fuerza para salir adelante«.
Con el paso de los días, este perro de tres patas empezó a mostrar señales de recuperación y se inició su proceso de adopción.
En Mundo Patitas, el protocolo comienza con la publicación de una foto en redes sociales. Luego, quienes estén interesados deben completar un formulario de 34 preguntas y, si son seleccionados, participar de una entrevista personal. Fue así como apareció el dueño ideal para Bluey.
El día que la vida de Bluey cambió para siempre, luego de años de abandono
Todo cambió en abril de 2025, cuando Greg, un estadounidense radicado en México, vio la foto de Bluey publicada en la página de Facebook de la fundación y «se enamoró de su mirada». “Dijo que cuando lo vio, le recordó a su perro de la infancia. Está convencido de que es su reencarnación”, contó Norma con la voz quebrada.
Aunque la entrevista fue compleja porque en ese momento Greg no hablaba bien español, cuando se encontraron personalmente ocurrió un momento inolvidable: Bluey movió la cola y Greg lloró de emoción. Fue un encuentro tan genuino que trascendió cualquier barrera de idioma, y eso convenció a Mundo Patitas de entregarle la tenencia.
Desde entonces, la mascota vive una vida tranquila y feliz en el barrio de la Colonia Condesa . “Ya no enseña los dientes por cualquier cosa. Aprendió a confiar”, celebró la directora. Su historia, dice, es un ejemplo de resiliencia porque aunque tenía todo para perder, “no se quejaba, ni siquiera cuando tenía la piel arrancada. Hoy, es una historia de esperanza”.
Así está hoy Bluey en su nuevo hogar. Foto: Mundo Patitas
«El mundo del perro ha cambiado para siempre»
El caso de este perro no es aislado. Norma advierte que en muchos casos «el maltrato animal está muy arraigado culturalmente. Por años, los perros fueron usados para cuidar terrazas, no como miembros de la familia y eso no se cambia de un día para el otro”.
Aunque la rescatista reconoce que en su país hay muchas más solicitudes de rescate que adoptantes, enfatiza el valor de cada acción: “Salvar al perro no cambia el mundo, pero el mundo del perro ha cambiado para siempre”, concluyó.