A lo largo de la vida, esta capacidad vocal evoluciona: se vuelve más grave en la adolescencia, más estable en la adultez y, con los años, puede volverse más débil o entrecortada debido al envejecimiento natural del cuerpo.
Existen diferencias notorias entre la voz de hombres y mujeres. En general, las cuerdas vocales masculinas son más largas y gruesas, lo que produce una voz más grave y profunda. En las mujeres, las cuerdas son más cortas y delgadas, lo que genera una voz más aguda y clara.
Además, los cambios hormonales, como la menopausia o la andropausia, también pueden afectar el tono y la calidad vocal con el paso del tiempo.
Pero, ¿cómo podemos mejorar nuestra voz y mantenerla joven? La clave está en adoptar hábitos saludables y ejercicios específicos que fortalezcan el aparato fonador, aumenten la resistencia vocal y prevengan el deterioro asociado a la edad.
Mejorá tu voz y haz que suene más joven con estos simples consejos
Con el paso de los años, no solo el cuerpo cambia: la voz también se transforma. A medida que envejecemos, las cuerdas vocales pueden debilitarse, el cartílago de la laringe volverse más rígido y la capacidad pulmonar disminuir, lo que afecta directamente la forma en que hablamos.
La voz puede sonar más ronca, apagada, con pausas o menor volumen, lo cual no solo influye en cómo nos escuchan los demás, sino también en cómo nos sentimos al comunicarnos.
Pero hay una buena noticia: existen ejercicios y hábitos simples que pueden ayudarte a conservar una voz clara, firme y vital a lo largo del tiempo.
Existen ejercicios y hábitos simples que pueden ayudarte a conservar una voz clara, firme y vital a lo largo del tiempo.
Según la AARP, organización estadounidense sin fines de lucro dedicada a las personas mayores de 50 años, estas cinco estrategias recomendadas por especialistas en voz, comunicación y salud respiratoria, pueden marcar una gran diferencia.
1. Ejercicio de la pajita. Al igual que los músculos del cuerpo, las cuerdas vocales también se benefician del entrenamiento. Uno de los ejercicios más efectivos es el de fonación en pajita, que consiste en emitir sonidos como “mmm” a través de un sorbete.
Se recomienda comenzar con una pajita ancha e ir pasando a una más fina, como las de café. El ejercicio puede realizarse entre 5 y 10 minutos por día, subiendo y bajando el tono como si imitaras una sirena. Si aparece fatiga vocal, es importante hacer una pausa. Con constancia, este ejercicio mejora el control, la proyección y reduce el esfuerzo al hablar.
La salud vocal está estrechamente relacionada con el estado físico general. Foto: Pexels.
2. Leer en voz alta todos los días. Leer en voz alta activa los músculos del habla y mantiene entrenado el aparato fonador. Puede ser un artículo, una receta o una novela, lo importante es que lo hagas en voz alta, al menos unos minutos por día.
Expertos en comunicación aseguran que la voz también se oxida si no se usa. Podés leerle a otra persona, a tu mascota o simplemente frente al espejo. Esta práctica no solo mantiene la agilidad vocal, sino que también ayuda a ganar seguridad al hablar.
3. Cantar. Esta es una forma entretenida y terapéutica de ejercitar la voz. No hace falta ser profesional: cantar en la ducha, al cocinar o en un coro barrial fortalece las cuerdas vocales y mejora la respiración.
Eso sí, es fundamental no gritar ni forzar la voz, especialmente en ambientes con mucho ruido, ya que esto puede causar inflamaciones o lesiones como nódulos. El canto regular ayuda a conservar una voz firme, expresiva y sonora.
La voz puede sonar más ronca, apagada, con pausas o menor volumen, lo cual influye en cómo nos escuchan los demás. Foto: Pexels.
4. Cuidar tu voz. La salud vocal está estrechamente relacionada con el estado físico general. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga mejoran la capacidad pulmonar y aportan energía, dos elementos clave para una voz fuerte y clara.
La postura también influye: estar erguido facilita la respiración diafragmática y mejora la proyección vocal. Dormir bien, mantenerse hidratado y evitar el cigarrillo son hábitos fundamentales para preservar la salud de las cuerdas vocales.
5. Consultar con profesionales de la voz. Aunque muchos ejercicios pueden realizarse de forma casera, hacerlo incorrectamente puede provocar tensiones o dañar la voz. Por eso, si tenés dudas o notás cambios persistentes, es clave consultar con especialistas.
Con el paso de los años, no solo el cuerpo cambia: la voz también se transforma. Foto: Pexels.
Fonoaudiólogos, terapeutas del habla o docentes de canto pueden ayudarte a diseñar una rutina adaptada a tus necesidades. En algunos casos, si hay indicación médica, los tratamientos están cubiertos por obras sociales o prepagas.
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