
Miles de simpatizantes de Jair Bolsonaro se manifestaron este domingo en ciudades como São Paulo, Brasilia y Río de Janeiro, en una jornada marcada por expresiones de respaldo al exmandatario brasileño y duras críticas a las sanciones impuestas por Estados Unidos al juez Alexandre de Moraes, quien lleva adelante la causa por intento de golpe de Estado contra el expresidente.
Las protestas, teñidas con los colores verde y amarillo de la bandera nacional, incluyeron pancartas de agradecimiento al expresidente norteamericano Donald Trump, quien esta semana anunció un recargo arancelario del 50% a productos brasileños. La medida, que entrará en vigor el 6 de agosto, se justifica —según explicó Trump— como respuesta a una “caza de brujas” contra Bolsonaro.
El expresidente brasileño, de 70 años, no participó de las marchas debido a las restricciones judiciales que pesan sobre él: debe usar tobillera electrónica, no puede salir de su domicilio por las noches ni los fines de semana, y tiene prohibido usar redes sociales. Sin embargo, un video difundido por su entorno lo muestra en bermudas, con la camiseta de la selección brasileña y observando las imágenes de las manifestaciones desde su celular.
“El no puede hablar, pero nosotros sí podemos hablar por él”, arengó el diputado Marco Feliciano frente a una multitud en la Avenida Paulista, epicentro de la marcha en São Paulo.
Las sanciones que avivaron la protesta
El miércoles pasado, el Departamento del Tesoro de EE.UU. sancionó financieramente al juez Alexandre de Moraes, acusándolo de “violar los derechos humanos”. Moraes es blanco habitual de críticas por parte del bolsonarismo, debido a su rol activo en el combate contra la desinformación, que los seguidores del exmandatario equiparan con censura.
En Río de Janeiro, Flavio Bolsonaro, hijo mayor del expresidente, celebró la sanción impuesta por Estados Unidos: “La mayor democracia del mundo lo ha designado como un violador de derechos humanos”.
Durante la movilización en la playa de Copacabana, muchos manifestantes desplegaron banderas estadounidenses. “Estoy de acuerdo con estas sanciones. Como no encontramos una solución acá, tenía que venir de afuera”, dijo Maristela dos Santos, una profesora de 62 años.
Impacto económico y respuesta de Lula
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva también se refirió al tema durante un acto del Partido de los Trabajadores. “Queremos negociar, no queremos pelear. Pero que no piensen que tenemos miedo”, advirtió el mandatario. Y agregó: “Queremos negociar en igualdad de condiciones, queremos ser respetados en nuestro justo valor”.
Desde el entorno bolsonarista, en cambio, atribuyen el recargo arancelario a las tensiones diplomáticas entre el actual gobierno brasileño y el de Trump. “Es culpa de Lula, que lleva tiempo provocándolo”, sostuvo el manifestante Erick Fabiano desde la protesta en Brasilia.
Para algunos, como Paulo Roberto, empresario de 46 años, los aranceles son un sacrificio aceptable: “A veces hay que dar cinco pasos atrás para tener más libertad y una mejor calidad de vida”.