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Se entendieron de inmediato. Primero, en la cancha. Y sobre todo, afuera. Cuando Marcelo Delgado llegó a Boca, Juan Román Riquelme ya era Juan Román Riquelme. No todavía el ídolo máximo del club, pero sí el naciente, el 10 que ya manejaba los hilos del bicampeón de Bianchi. En ese momento, contó el Chelo, intentó meterse en el grupo como uno más. Pero enseguida, logró afinidad con JR. Y desde entonces, sólo los diferentes destinos de la pelota lograron separarlos circunstancialmente. La vida, en cambio, los hizo «hermanos», como a ellos les gusta definirse. Al punto que hoy, como publicó Olé, afrontan otro de sus máximos desafíos: manejan juntos el fútbol del club luego de la disolución del Consejo.
«Al principio, tomábamos mate, jugábamos a las cartas, charlábamos, nos reíamos y bromeábamos entre todos», contó Delgado acerca de sus primeros tiempos en el club, al comienzo del 2000, y sobre cómo se empezó a generar esa división de bandos que marcó también un hito en aquel Boca del Virrey, un quiebre que terminó por gestar su lazo definitivo con Román.
De hecho, el delantero alguna vez reveló que el origen, más allá de su afinidad con el 10, fue su titularidad en el equipo. Según él, eso empezó también a separarlo del grupo de amigos que habían constituido Guillermo, Palermo y Abbondanzieri, entre otros. «Me gané un lugar entre los 11 y no lo supieron asumir. El trato se fue diluyendo hasta no tener ningún tipo de relación», sostuvo después.
Una relación que fue creciendo adentro y afuera de la cancha.
La interna que llegó a la gloria
La grieta estalló nada menos que en Japón, previo a la final con el Real Madrid. Ahí, el duelo de bandos se hizo carne en la lucha por un lugar entre Guillermo y Delgado, con Riquelme y Palermo como líderes de unos y otros. Algo que el Chelo luego confesó con otra acusación.
«En Japón, a dos días de jugar la final del mundo, Martín le fue a decir a Bianchi que me sacara, eso no es de compañero ni de respetuoso. Palermo fue a decirle que ponga a Guillermo«, sostuvo. Lo demás es historia conocida: la hazaña llegó pese a las diferencias internas y con la asistencia del Chelo para Titán en el 1-0 al Real Madrid, con abrazo de gloria incluido.
El Chelo, Riquelme, Ibarra, de un lado. Palermo, del otro.
Con Román se unieron, incluso, a nivel familia. El Chelo se metió como uno más entre los Riquelme. Y hasta se fueron de vacaciones juntos varias veces, como aquella primera escapada a Córdoba para visitar al Leche La Paglia, uno de los bando que se había ido a préstamo a Talleres. Recién se separaron por primera vez cuando Román se fue para España, a jugar en el Barcelona primero, y brillar en el Villarreal, después.
El Chelo, uno más de la familia Riquelme.
Aquel abrazo en la final con Santos
Mientras tanto, siguieron en contacto. Incluso, el Chelo siempre se declaró un incondicional del 10. «Donde él esté, yo siempre lo voy a acompañar y a apoyar, porque es mi mejor amigo», dijo. Así fue que otro hito xeneize se dio con el delantero en Boca y Román en el túnel de la Bombonera, en el 2003. En la final de la Copa Libertadores contra Santos, Delgado marcó los dos goles del 2-0 de la ida y se los dedicó a Riquelme, en un abrazo inolvidable.
El abrazo de Román al Chelo tras su gol a Santos.
Después, Boca no pudo volver a unirlos, a pesar de que estuvieron cerca de volver a encontrarse justo en el 2007. En enero de ese año, el Chelo firmó para Belgrano. En febrero, Román consumó el regreso al club de su vida para lograr la Sexta. Ya nunca más jugarían juntos, salvo en Boca Predio, donde suelen compartir varios partidos con ex jugadores y técnicos del club.
El vocero Delgado
Con el tiempo, el Chelo se convirtió en una especie de vocero de Román. Además de defenderlo de distintas situaciones, en el 2012, cuando Riquelme se retiró momentáneamente del fútbol luego de perder la Copa Libertadores de ese año, le ofreció la chance de ir a Central, club con el que Delgado siempre tuvo vínculo por haberse formado allí. ¿El técnico de ese momento? Nada menos que Miguel Russo, hoy el entrenador con el que comparten Boca Predio.
Riquelme, el Chelo y Javi García, otro incondicional.
Tiempo después, en el 2014, antes de que Román colgara los botines luego de ascender con Argentinos, el Chelo también quiso llevarlo a Racing, ya que era parte de una de las listas que se presentaban en las elecciones del club de Avellaneda. «Estando al 50% físicamente y bien mentalmente, marca la diferencia», dijo entonces de un Román de 37 años. No se dio y JR se retiró.
Juan Román Riquelme –
«Román piensa postularse»
El Chelo Delgado, gran amigo de Riquelme, reveló la aspiración presidencial de JR. Fuente: Punto Boca Radio.
El regreso a Boca…
Finalmente, la política del club logró lo que no pudo la pelota, después de aquel 2002 en el que se separaron futbolísticamente cuando Román se fue al Barcelona. El Chelo siempre fue mucho más que un integrante del Consejo de Fútbol que armó el entonces vicepresidente del club y encargado del fútbol. Porque ese vínculo tan fuerte se sobrepuso incluso a algunos pequeños roces de la gestión. Fue cuando el ex delantero tuvo que apartarse por un tiempo por cuestiones de salud, pero nunca se dudó de su vuelta.
Riquelme, Ameal, el Chelo Delgado, en su regreso al club.
De hecho, cuando Riquelme empezó a analizar seriamente la disolución del Consejo, la permanencia del Chelo en el club nunca estuvo en duda. «Nunca iba a entregar a su hermano de la vida», dijeron siempre en el club.
Chelo Delgado y Riquelme
Como publicó Olé, hoy Delgado pasó a ser la cabeza de Boca Predio desde su oficina en el primer piso del módulo, acompañado por «delegados» que lo ayudan en el día a día. En realidad, los llaman así pero se trata de los empleados administrativos Rodolfo Pagani, Gastón Ávila y Leonardo Sauto, quienes ya venían trabajando en el Departamento de Fútbol. Ellos reemplazaron a históricos como Jorge Clemente y Gonzalo Núñez, hoy reubicados en Casa Amarilla.
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