Benicio Chendo supo que quería ser actor desde pequeño, cuando fue a su primera clase de teatro y la consigna fue disfrazarse de payaso. “¿Qué es esto?”, se preguntó y de inmediato pensó: “Lo quiero para siempre”. Sin embargo, fue Gerardo, su padre, quien quizás sin saberlo, le dio el impulso para que transitara aquel camino, que hasta el día de hoy recorre con éxito. Los días de grabación en los que lo acompañaba y lo veía ponerse en la piel de personajes de tiras de Cris Morena, como Claudio Paul Bonilla en Floricienta, o “Mogli” en Casi Ángeles, y sus visitas al teatro, despertaron un interés en él que decidió abrazar y no soltar. Ahora, con 22 años, debutó como director de la obra teatral Pivote junto a un talentoso equipo de jóvenes, entre ellos su asistente de producción, Juana Beker, y nada más ni nada menos que con Juan Gil Navarro en su elenco.
“Desde ese sábado a la mañana que fui al Estudio 84, en lo de Silvana Amaro, nunca me detuve. Desde los siete años hasta hoy siempre estudié teatro ininterrumpidamente con muchos docentes, entre ellos, Nora Moseinco”, expresó en diálogo con LA NACION y continuó: “Me gusta mucho ser alumno y seguir aprendiendo este oficio y esta labor”.
Entre sus grandes maestros, se encuentra su padre. Benicio no solo heredó de Gerardo la pasión por la actuación, sino también a quien considera un ejemplo en lo artístico y moral. “Él también es docente de actuación y yo di clases en su espacio, por lo que es inevitable pararme en los hombros de lo que él estudió, entendió y aprendió. Pero también entendiendo hasta dónde elijo seguir su línea estética o de funcionamiento de las cosas. Estoy en un limbo”, reconoció entre risas.
Precisamente, como un gesto de agradecimiento a sus padres, Benicio les dedicó Pivote, la obra que estrenó el pasado 5 de septiembre en el teatro El Extranjero. “Es un obsequio un poco para ellos, habla de los padres y de la familia. Quise llevar un poco a la normalidad el vínculo de un hijo artista con sus padres”, indicó el actor.
“Pivote es una obra muy visceral y honesta”, detalló Chendo. “Surgió de muchas pruebas de dramaturgia que hice. En un momento, tenía material acumulado y, cuando lo miré con perspectiva, me di cuenta de que si lo organizaba, tenía una historia entera. Lo volví cohesivo y, de repente, estaba frente a mi ópera prima como dramaturgo y director. Era justo lo que había soñado para mi debut”, manifestó.
Sobre la obra, Benicio agregó: “Es un relato clásico y, a la vez, una pieza muy de esta generación, con muchos estímulos simultáneos, como en TikTok”.
Pivote tiene mucho de su propia historia, por lo que se sinceró sobre las similitudes de su vínculo con su padre y lo que muestra sobre el escenario. “Pese a que lo quería esquivar, después de varias sesiones de terapia en las que hablé de mis padres y de mi obra, noté que algo de eso siempre quería salir a flote en mi dramaturgia”, comentó y agregó: “Mi relación con el teatro y las artes escénicas está muy ligada al vínculo que tengo con mi padre”.
Aunque Gerardo es un gran referente, su hijo no le pidió ningún tipo de consejo. Quiso que su padre se sorprendiera en el estreno, gesto con el que demuestra su necesidad de forjar un camino propio en el mundo de la actuación, sin la sombra de su reconocido progenitor.
Pero no solo se lleva la atención por ser su ópera prima, sino también porque es Juan Gil Navarro quien se pone en la piel del protagonista. “En un principio tuve que adaptarme a que él mismo me estaba cediendo la autoridad para dirigirlo”, manifestó el joven de 22 años y subrayó su labor: “Juan es un actor maravilloso del que aprendemos todos los días, es talentoso, generoso y está muy al servicio de lo que la obra necesite”.
“Para mí es un desafío dirigir a alguien tan groso y para los chicos compartir escena con alguien con tanta trayectoria y talento también. Es muy lindo verlo a Juan sacarse chispas con estos ninjas que están en el elenco”, aseguró entre risas.
El orgullo de su padre
¿Qué siente un padre actor al ver a su hijo estrenar su primera obra de teatro? La respuesta de Gerardo Chendo, el reconocido actor que interpretó a Claudio Bonilla en Floricienta, en diálogo con LA NACION fue contundente: “Muchas cosas y todas son maravillosas”. Después, con una voz llena de orgullo, agregó: “Podría resumirlo en felicidad, y ahí adentro está la emoción, el orgullo, la tranquilidad y amor, amor”.
Gerardo también profundizó sobre el trabajo de su hijo, pero, para hacerlo, dejó de lado el rol de padre y habló como colega. Contó que si bien no participó en todo el proceso de la obra, leyó el texto con mucho orgullo. “Fue muy impactante, es difícil de leer la obra porque hay mucho de puesta y como él la escribió y la dirige, tenía todo en la cabeza”, subrayó.
El actor, que también fue parte de Casi Ángeles, destacó la “calidad de dramaturgia” que maneja su hijo. Para él, escribir una obra como Pivote es un acto de valentía, ya que “escribir es de las cosas que más nos exponen, más que actuar”. También añadió que lo que más le impactó fue que su hijo se permitió exponerse “desde un lugar muy honesto y sin especular”.
La visión de un actor consagrado
Juan Gil Navarro, protagonista de la obra, también dialogó con LA NACION y relató que su incorporación al proyecto fue casi un impulso. El llamado de Benicio Chendo, a quien conoce de chico por ser el hijo de su amigo y colega Gerardo Chendo, lo sorprendió, y aunque al principio parecía difícil de concretar debido a que su preocupación era cómo iba a salir de Druk -la obra que protagoniza en el Teatro Metropolitan- para llegar a tiempo a Pivote; pero la lectura del guion lo cautivó. “Me pareció fantástica”, aseveró el conocido intérprete de telenovelas.
Además, resaltó el manejo dramatúrgico del joven director. “Dije, si este chico con 22 años escribe como escribe y habla como habla, hay algo acá maravilloso y no me quiero perder esto”. Y añadió: “Creo que Benicio tiene por delante un futuro muy promisorio porque tiene una combinación de factores que lo convierten en alguien que solo puede seguir creciendo”.
Finalmente, Gil Navarro relató cómo fue el proceso de sumarse a una obra ya aceitada y cómo, a través del vestuario, se entendió la función de su personaje. “Le dije, ‘che, me parece que va con un overol, porque es un padre que está trabajando todo el tiempo con todos sus hijos’”. También reflexionó sobre su rol en escena: “Probablemente, también esta obra me permita paternar sobre el escenario, que es otra razón ya más psicológica y profunda de por qué de mi aceptación”.
Pero el éxito con su obra no es la única novedad en la vida de Benicio Chendo. El joven ya tiene proyección internacional, ya que como actor y junto a Benjamín Vicuña se sumó a la grabación de una serie en Uruguay. Este nuevo paso consolida la carrera de Benicio, quien demostró que el talento es, sin duda, una herencia familiar.