Ni un paso atrás. En un escenario de tensión financiera, adversidad política e incertidumbre sobre el futuro del plan económico, Luis Caputo endurece su posición y, al menos públicamente, clausura cualquier expectativa de cambios en el corto plazo. Solo en los últimos meses, las intervenciones públicas del ministro de Economía hablándole a la ciudadanía y al mercado configuraron una colección de frases que subieron la apuesta y no ahorraron burlas o provocaciones, incluso cuando los números no le sonríen.
Inflexible ante críticas, irónico aun ante observaciones de quienes lucen más afines a sus ideas económicas, radicalizado en comentarios políticos y convencido de su rumbo. Esos son algunos de los rasgos del estilo del titular del Palacio de Hacienda, que también endureció su discurso cuando habla en foros económicos o en medios de comunicación afines.
“Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda. Hay suficientes dólares para todos”, dijo ayer en su habitual presencia en el canal de streaming oficialista Carajo. Fue luego de que se confirmara que el BCRA había entregado US$379 millones de sus reservas tras la suba del tipo de cambio a máximos nominales desde su gestión.
“Lo que muestra esto es más nerviosismo. Saben que están en una situación complicada y obviamente tienen que intentar mostrar que todo está bajo control. Hoy cualquier decisión que tomen es negativa y costosa, pero está claro que no pueden seguir vendiendo el monto que vendieron ayer por día, porque esas reservas se tienen que destinar a otras cosas”, dice Sebastián Menescaldi, director asociado en Eco Go.
“No nos vamos a mover del programa”, ratificó el ministro. Les habló así a los propios y a los ciudadanos, intentando reconstruir algo de la calma perdida, y al mercado, que hoy se anima a testear la solidez del régimen y ya demanda dólares en el techo de la banda de flotación.
Siete años después, la historia repite protagonistas y escenarios, con Caputo (antes presidente del BCRA, hoy ministro de Economía) enfrentando una fuerte suba del dólar.
En la actualidad, con el desembolso del FMI y otros organismos de este año como principal componente, el BCRA cuenta con más de US$17.000 millones de reservas líquidas para intervenir sobre el mercado cambiario y sostener esta cotización.
“Yo no estoy seguro de que el estilo, canchero o no, afecte mucho. Lo que afecta es no poder dar a futuro una visión convincente de cómo cierra el esquema económico. Y eso falló en los últimos meses. Y más todavía si se percibe no solo que hay algo en el esquema que falla, sino que la canchereada manifiesta negación del problema”, agrega Juan Carlos Hallak, economista doctorado en Harvard (EE.UU.) e investigador del Conicet en el IIEP-UBA.
“El problema o la falla percibida se relaciona con cómo van a acumular reservas, cómo van a pagar los vencimientos de deuda y qué tipo de cambio te queda cuando quieras hacer estas dos cosas”, completa.
Todo cambió en poco menos de tres meses, para el Gobierno y para la economía argentina. Fue a comienzos de julio cuando, en un contexto de advertencias y críticas al equipo económico por el “atraso cambiario”, Caputo lanzó quizás una de sus frases más memorables. “El dólar flota, por lo tanto, al que le parezca que está barato… Agarrá los pesos y comprá. ¡No te lo pierdas campeón!”, dijo aquella noche.
Allí también celebró su “simbiosis” con Milei. “Somos como hermanos”, dijo, sobre el presidente, quien años atrás lo había acusado de hacer “uno de los grandes desastres en el Banco Central”, por haberse “fumado US$15.000 millones de reservas irresponsablemente”. Se refería al episodio de 2018, la corrida cambiaria y los fondos que había desembolsado el FMI.
Ese día, 2 de julio, el dólar cotizaba a $1248 y el Gobierno se burlaba de las críticas por la apreciación y las advertencias por el rojo en la cuenta corriente. “A los que se quejan de que el dólar está barato, agradézcanle al turismo, si no estaríamos en $900”, insistía Caputo.
Semanas después, el escenario se invirtió, y el dólar empezó un movimiento ascendente que lo depositó en el techo de la banda. En el camino, la comunicación del equipo económico dejó otro de sus hitos. “¡El dólar flota!”, fue el grito al unísono de Milei y sus funcionarios entre risas, en el estudio del canal de streaming Neura, a fines de julio, cuando el dólar había llegado a $1385.
Fue un episodio que mostró las dos caras del Gobierno y su enfoque con el dólar. Con inestabilidad creciente, con las elecciones provinciales bonaerenses cada vez más cerca, Caputo, Milei y sus funcionarios celebraban públicamente la “libre flotación” en el mercado cambiario, porque el BCRA no vendía reservas.
Al mismo tiempo, desplegaban una batería de medidas, como la intervención en el mercado de futuros, subas de encajes para los bancos y una fuerte suba en las tasas de interés en pesos, justamente para evitar una suba del dólar y el temor a que ese movimiento impactara en la inflación. Hoy, el dólar ya no flota: el BCRA sí vende reservas y el Gobierno defiende el techo de la banda que acordó con el FMI. Es decir, hay intervención.
“Hoy, dada la tensión actual, se da más que nunca el ‘síndrome de frazada corta’: lo que ayuda a mostrar firmeza en el tipo de cambio y mantener la banda puede al mismo tiempo generar dudas en los tenedores de bonos sobre la capacidad de repago, impactando en el riesgo país”, analiza Milagros Gismondi, economista jefe en la consultora Invecq. “Además, hay un trade-off dependiendo la audiencia: hacia los votantes, la inflexibilidad transmite determinación; hacia el mercado, en cambio, puede ser leído como una señal que limita grados de libertad de política económica”, agrega.