Desde que tomó las riendas del Barça B, allá por mediados del 2007, hubo un concepto futbolístico que acompañó exitosamente a Pep Guardiola a lo largo de toda su carrera como entrenador: la posesión. Todos sus equipos se hicieron fuertes en esa faceta y a partir de la tenencia pudieron desarrollar la idea de juego del técnico nacido hace 54 años en Santpedor. Por eso, el dato del 1-1 de este domingo ante el Arsenal impacta: su Manchester City tuvo apenas el 32,8% de la posesión. El menor porcentaje en toda la trayectoria de Pep como DT. Histórico.
El anterior récord negativo en ese rubro del Guardiola DT había sido contra el Barcelona de Luis Enrique, el del tridente Messi-Suárez-Neymar, en un partido de la Champions 2016/17 que terminó con victoria del City por 3-1. Un mísero 34,6% en el que mucho influyó el estilo de juego del rival y el hecho de haberse puesto 2-1 arriba en el marcador casi al comienzo del segundo tiempo.
Lo que hace más sorprendente lo ocurrido vs. el Arsenal es que esa cifra no fue producto de que el rival de turno le quitó el protagonismo con la pelota sino también que el City contribuyó al permitirlo. Es decir, el 32,8% desnuda también una estrategia de juego. Una intención propia más allá de la intención ajena por apoderarse del balón.
En esta ocasión, es verdad que el tempranero gol de Erling Haaland a los 9′ también sumó para que la estadística en cuanto a la tenencia fuera tan desfavorable. Pero hubo, en el plan de juego, un giro sustancial en la filosofía de Guardiola: reconocerse inferior al rival. ¿Cuántas veces a lo largo de su carrera lo invadió esa sensación? No muchas. Cuando eso pasó, Pep se aferró de todas maneras a su idea de buscar el protagonismo del partido.
Un ejemplo: aquel enfrentamiento con el Bayern ante la MSN del Barcelona (Messi-Suárez-Neymar), la noche que Leo casi le rompe la cadera a Boateng en un gol, en el que su equipo, con varias bajas importantes, igualmente salió a jugar mano a mano durante la primera media hora de juego.
Sin la materia prima de otras temporadas como para poder sumar largas secuencias de pases y así defenderse con la pelota, Pep apeló a su costado más pragmático y apostó por las transiciones con jugadores aptos para ese estilo: Reijnders, Doku y Haaland. Justamente, los tres encargados de atacar en el gol del noruego para el 1 a 0 parcial. ¿Guardiola jugando de contra? Sí, señores.
El gol de Haaland:
Erling Haaland –
El gol de Haaland para el 1-0 del City al Arsenal
El noruego, de contra, abrió la cuenta para el equipo de Guardiola.
El Arsenal se hizo dueño del partido a partir del manejo de la pelota y el City se refugió en su campo, algo que se potenció con el correr de los minutos. La supremacía en el juego de los dirigidos por Mikel Arteta no fue sorpresiva. Hoy, este Arsenal es más equipo, individual y colectivamente, que el City. Un City que está en un período de reconstrucción luego de la floja temporada pasada y de la renovación del plantel (se fueron Ederson, Gundogan, De Bruyne y Grealish, llegaron Donnarumma, Reijnders, Cherki, Ait-Nouri y está recuperando a Rodri y Foden). En ese contexto particular, Guardiola entendió que su City no podía pelearle la tenencia al equipo de su ex ayudante de campo.
Existió, además, otro factor: el duelo mental con Arteta. Se conocen tanto luego de haber trabajado juntos varios años que estos enfrentamientos parecen partidas de ajedrez. Guardiola venía de cuatro partidos sin poder ganarle luego de ejercer una supremacía en los primeros duelos entre ambos. La búsqueda también estuvo ahí, en intentar sorprenderlo a partir de otro planteo táctico.
Guardiola con Arteta, ya un clásico en la Premier.
Por eso, las modificaciones de Pep fueron acordes a esa idea madre de aguantar el resultado a favor. Buscó fortalecerse defensivamente en contra de su conocida filosofía, que lo llevó al éxito rotundo como entrenador no sólo por los títulos logrados (40 en 16 años) sino por cómo su idea fue copiada en el mundo entero reconociéndole su capacidad para revolucionar el juego.
Primero, a los 68′, sacó a Foden (volante ofensivo) y puso a Aké (defensor) para pasar del 4-3-3 inicial a un 5-3-2. Después, a los 76′, salió Haaland y entró Nico González (mediocampista) para virar del 5-3-2 directamente al 5-4-1, con Doku como solitario delantero. Conclusión: el empate del Arsenal, a los 93′, confirma que ningún plan garantiza «cerrar el partido». Ni poner más atacantes para definirlo ni más defensores, como hizo Pep, para bancar el 1-0. La fórmula perfecta no existe.
Así terminó el City: 5-4-1 contra el Arsenal.
Post partido, consultado sobre su pragmatismo en el plan de juego y en los cambios, Guardiola mezcló análisis con ironía. «Una vez cada diez años no está mal, ¿verdad? Tengo que demostrar mi valía frente a la estrategia del rival. Ahora somos un equipo de transición, ¿sabías? Hay que darle crédito al Arsenal por la forma en la que tuvimos que jugar. No es lo que queremos pero a veces pasa. La realidad es que sufro cuando defendemos sin la pelota. Prefiero estar más cerca del arquero rival que de Donnarumma».
Cambios de paradigma
Más allá de la explicación de Pep, hay en este último tiempo un cambio a la hora de plantear los partidos que tienen sus causas. Por un lado, que Juanma Lillo, su ayudante reconocido por profundizar el modelo del Juego de Posición, haya sido reemplazado esta temporada por Pepijn Lijnders, ex segundo de Jurgen Klopp, habla de una apertura de Pep por intentar darle mayor relevancia a las transiciones y a un ataque más directo y vertical.
Por otro lado, la salida de Ederson y la llegada de Donnarumma marca otra diferencia paradigmática. El italiano carece del buen pie del brasileño para la construcción en salida, algo vital en el modelo de juego de Guardiola, que siempre prefirió arqueros con buena técnica para manejar la pelota. Esta vez, Pep privilegió la seguridad que ofrece el ex PSG bajo los palos aunque su presencia implique una salida desde el fondo menos productiva. Algo parecido sucedió cuando llegó Haaland al club. Con el noruego en el equipo, el DT dejó de priorizar su exitosa idea de jugar con falso nueve a cambio de contar con un centrodelantero letal que aporta mucho en el área pero poco fuera de ella.
Donnarumma y Haaland, ejemplos de un cambio paradigmático de Guardiola.
Todo, está a la vista, no se puede tener en el fútbol. Elegir implica también resignar. Las últimas decisiones de Guardiola, en cuanto a fichajes en puestos clave, integrantes de su staff técnico y planes de juego, no son producto de la casualidad. La evolución para mantenerse en la élite consiste en abrir la cabeza e incorporar otras herramientas ante rivales que hoy están más preparados para neutralizar su idea. En contra de lo que muchos creen y sostienen, el fundamentalismo no es lo suyo. Los resultados, como siempre, definirán en el debate si ese costado pragmático que siempre tuvo pero que hoy aflora con mayor nitidez resulta beneficioso o no para lograr sus objetivos.
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