Diversos productores calificaron como “otro dólar soja” la eliminación temporaria de retenciones y advirtieron que la medida, aunque mejora precios en el corto plazo, genera desprolijidad, incertidumbre y favorecería a los exportadores. Señalaron que la ventana de poco más de un mes obliga a vender rápido, con riesgo de caída de valores hacia el final del período, y cuestionaron que se repitan decisiones “intempestivas” similares a las aplicadas en la gestión del exministro de Economía, Sergio Massa.
La medida oficializada este lunes alcanza a todos los granos y estará vigente hasta el 31 de octubre de 2025 o hasta que las ventas declaradas al exterior (DJVE) lleguen a US$7000 millones, lo que ocurra primero.
René Ponce Micino, productor de Santiago del Estero, en su caso, todavía tiene la mitad de la producción, por tanto, va a aprovechar la ventana para vender. “Preferiría que la eliminación sea permanente. Da más previsibilidad en toda la cadena. Había vendido de a poco, porque siempre hay que tener cobertura contra el dólar”, agregó.
Respecto de los insumos, señaló que probablemente se activen compras por cuestiones de oportunidad, lo que mejora la relación insumos-granos. “Afecta a los que siembran en campos alquilados, porque no hay un mercado de cobertura que funcione para este tipo circunstancias. La mercadería se vende y toma coberturas en A3 Mercados, pero al ser por un mes la baja no funcionan en los mercados de futuros”, dijo.
Gonzalo Ropero, productor de Chascomus, señaló: “La intención es vender, pero hay dos o tres puntos que hay que ver cómo evolucionan. Uno: el mercado, hay que ver dónde se para, porque esto es oferta y demanda. La cuenta teórica de las retenciones existe y es real, pero hay que ver qué hace la demanda y qué hace la oferta. La oferta va a tender a vender, sobre todo soja, por la diferencia grande. Es la más importante y es el grano más transparente, que se cobra a más corto plazo. Se va a capturar la oportunidad».
Recordó que la ventana es corta. “¿Qué va a pasar con el mercado? Habría que mirar lo sucedido en anteriores ventanas, como fue la del 30 de junio, que en los últimos días se destruyó el precio. Por ‘puerta 12′ acá podría haber —no digo que vaya a suceder, pero el riesgo está— que se repita una situación similar. Hay que pensar muy bien la estrategia», subrayó.
La otra situación que tienen para analizar es qué hacer con los pesos. “Comprar insumos es una necesidad y una solución. Podés calzar dólares con dólares, pero tenés que calzar bien los plazos de pago: no vender a 30 días y pagar a 7, o lo que sea. Es demasiado temprano para decidir si vender o no. Es una buena noticia, pero hay que ver cuán buena es y cómo administrarla», sostuvo.
Raúl Victores, productor y dirigente de la Sociedad Rural de San Pedro, consideró que la decisión del Gobierno de llevar las retenciones a cero llega en un momento extemporáneo. “Tendría que haberse tomado y reflexionado antes, pero hay circunstancias en las cuales el Gobierno habrá evaluado que es interesante o necesario hacer esto”, señaló.
Pese a cuestionar el momento elegido, destacó el valor de la decisión. “Sin duda me parece valiosísimo que las retenciones pasen a cero. Lástima el destiempo en el cual llega”, sostuvo. Al mismo tiempo, opinó que más allá de las cuestiones tributarias, “el Gobierno debería avanzar en desprenderse de un entorno que lo lleva a situaciones complejas”.
Coordinador de la comisión de granos de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y productor agropecuario, Pablo Ginestet consideró que la eliminación temporaria de retenciones fue una sorpresa: “No se esperaba algo así. Estamos todos obligados a vender rápidamente y los exportadores siempre aprovechan a pagar algo menos de lo que deberían”.
En cuanto al impacto real señaló que algunos productores podrían aprovechar la mejora circunstancial de precios para “comprar insumos, maquinaria o dólares para cubrirse”, pero remarcó que no resuelve el problema estructural: “Si antes se hubieran puesto planes de baja gradual de retenciones, hoy tendríamos muchas menos retenciones y mayor producción”. A su juicio, el sector viene de años de reducciones temporales que no generan previsibilidad ni incentivos de largo plazo.
Cuestionó la desprolijidad y la incertidumbre que deja la medida a partir del 1° de noviembre: “Todos los dólares que se adelanten ahora van a faltar más adelante”. Recordó que lo mismo ocurrió cuando terminó el programa anterior en junio y advirtió que estas decisiones resultan “muy injustas” porque castigan a los productores que ya liquidaron antes: “Es muy desprolijo y una pena que se haga así; se podría haber hecho de manera ordenada, con una baja permanente hacia adelante, y no con estos parches tras parches”.
Santiago del Solar, productor agropecuario, calificó la medida como “intempestiva e inesperada” y advirtió que generará serios problemas en el mercado de granos. Explicó que, al tratarse de un mercado con cotizaciones a futuro y posiciones tomadas, los cambios repentinos provocan un desarbitraje: “Hay gente que va a ganar mucha plata y gente que va a perder plata, una transferencia de recursos de unos a otros, según cómo hayan caído en la tómbola”. Remarcó que decisiones de este tipo no ayudan a la transparencia del mercado.
Al establecer un período fijo para vender, dijo, se generará un apuro del lado del productor y una ventaja para los compradores, tanto externos como exportadores argentinos. “Se rompe el hechizo el 30 de octubre y el 1 de noviembre, y la soja, el maíz, el trigo se convierten en calabaza de golpe”, graficó. El productor, dijo, no recibe el beneficio completo de la baja a cero en las retenciones, mientras que el exportador gana previsibilidad y el comprador internacional una sobreoferta que deprime los precios.
Subrayó, además, que la medida no resuelve los problemas de fondo y que, incluso, deja un precedente negativo. Recordó que cada vez que se implementan estos programas los productores aprenden que “el que guarda y espera hasta el último minuto obtiene un beneficio”.
“Lo inauguró Massa [con el dólar soja], este gobierno ya lleva dos, y quedan dos años más. Ese es el mensaje que recibe el productor: lo hicieron una vez, lo harán dos, lo harán tres. Entonces, ¿por qué vender fluidamente?”, planteó.
Desde la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena) apoyaron la reducción, pero resaltaron que las alícuotas del sector de la nutrición animal es una medida que Caena viene solicitando desde hace años.
“Es sin duda una medida que apoyamos, ya que la venimos solicitando desde hace tiempo. Esta medida se traducirá en nuevas oportunidades de inversión y exportación para nuestro sector. Confiamos en que se convertirá en permanente, ya que la previsibilidad a largo plazo incrementará inversiones y oportunidades”, dijo Juan Pablo Ravazzano, presidente de Caena.