En el marco de un fuerte operativo de seguridad, el cuadro perdido desde la Segunda Guerra Mundial y localizado por casualidad tras el anuncio inmobiliario de una vivienda de Mar del Plata que despertó una polémica mundial sobre a quién pertenece la obra, fue trasladado al Palacio de Tribunales de la Ciudad de Buenos Aires, donde quedó bajo custodia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El juez federal de Mar del Plata Santiago Inchausti, a cargo de la causa en donde se definirá el origen del cuadro y cuál será su futuro legal, había decidido a principios de septiembre que la custodia de la obra quedara en manos de la Corte, como cabeza y responsable institucional del Poder Judicial de la Nación, “en la medida en que se trata de un delicado bien de altísimo valor histórico y cultural, que requiere especiales medidas de seguridad y preservación y que se halla sujeto a un proceso judicial en el que se entrelazan el derecho argentino y el derecho internacional, además de las relaciones diplomáticas con los países involucrados”.
Fue así que este lunes una comisión encabezada por el comisario Roberto Varela, director de seguridad del máximo tribunal, viajó hasta Mar del Plata para retirar el cuadro. Se trató de un procedimiento que contó con el asesoramiento de expertos para la correcta conservación de obras de arte.
La pieza fue embalada en materiales neutros y protectores, luego envuelta con plástico de burbujas o espuma de poliuretano dentro de una caja resistente de madera para asegurar que el cuadro no se moviera. El traslado se hizo a baja velocidad, controlado de temperatura y humedad durante todo el proceso para evitar cualquier daño por la fluctuación del clima. La obra fue examinada antes de retirarla y después de su llegada para verificar el estado óptimo de la pieza y realizar un informe de estado que asegura que no haya sufrido daños durante dicho traslado.
Sobre el final de la tarde, el camión que transportó la pieza y el vehículo de la comisión de seguridad de la Policía Federal que custodió el traslado arribaron al Palacio de Justicia. El cuadro fue ingresado por la entrada de la calle Tucumán y trasladado hasta el cuarto piso del edificio. Allí estaban la directora de Bibliotecas de la Corte Suprema, Jessica Susco; la licenciada en conservación y restauración de bienes culturales María de la Paz Podestá y el director de Gestión Interna e Infraestructura, Sergio Romero, entre otros funcionarios.
La pieza fue ubicada en un salón contiguo al lugar donde se llevaron adelante el relevamiento, análisis y escaneo de los más de 4.600 carnets del “Deutsche Arbeitsfront” (Frente Alemán del Trabajo), y las más de 400 libretas de la Unión Alemana de Gremios, que habían sido encontradas en el subsuelo del Palacio de Tribunales durante una mudanza del archivo del máximo tribunal. Tanto esa oficina como el lugar donde ahora quedó alojado el cuadro cuenta con especiales medidas de seguridad, que incluye el acceso a la sala a través de datos biométricos, cámaras de seguridad y custodia policial permanente.
El cuadro
El “Retrato de Dama”, del maestro italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743) se encontraba desaparecido desde hace más de 80 años y era buscado como parte de las fortunas que robaron los nazis a familias judías durante la Segunda Guerra Mundial. La Agencia de Patrimonio Cultural de Países Bajos lo incluyó en un amplio listado de obras de arte expoliadas en aquel período.
En este caso, el cuadro era parte de la prestigiosa colección del marchante judío neerlandés Jacques Goudstikker, uno de los principales galeristas de Ámsterdam. Tras la invasión alemana de 1940, Goudstikker intentó huir con su familia a Nueva York, pero murió como consecuencia de un golpe en la cabeza durante el viaje en barco. En su galería quedaron más de 1.100 obras, documentadas en un inventario. Esa colección fue liquidada a precios irrisorios entre altos jerarcas del Tercer Reich.
El medio neerlandés AD realizó una investigación sobre documentos de la época de la guerra que sugerían que el cuadro buscado podía estar en manos de Friedrich Kadgien, quien era considerado como la mano derecha y asesor financiero de Hermann Göring, un alto jefe de la SS y procesado como criminal de guerra por el Tribunal Militar Internacional en Núremberg. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, Kadgien huyó a Suiza y luego viajó a Sudamérica: tras un paso por Brasil, se radicó en Buenos Aires, fundó empresas y vivió sin ser molestado hasta su muerte, en 1978.
Peter Schouten, corresponsal en Argentina del diario neerlandés, intentó contactar a su familia en Mar del Plata para consultarla por el cuadro, pero sus herederas no lo atendieron. Sin embargo, notó que había un cartel de una inmobiliaria que anunciaba la venta de la casa. Cuando buscó la vivienda, se encontró con una foto que mostraba el cuadro sobre un sofá del living. La noticia tuvo repercusión de inmediato.
Cuando Interpol fue alertada sobre la existencia de esa pieza en la casa de Patricia Kadgien, una de las hijas del jerarca nazi, el fiscal de Mar del Plata Carlos Martínez y el juez Santiago Inchausti ordenaron un procedimiento en la casa, pero el cuadro ya no estaba: sobre el sillón, había un tapiz. Hubo más operativos y la detención preventiva por 72 horas de la mujer y su esposo, Juan Carlos Cortegoso, en el marco de una causa por encubrimiento agravado. En ese contexto, el abogado de la familia Kadgien entregó al Ministerio Público Fiscal la pintura el 3 de septiembre. Y al día siguiente, el juez dispuso que la obra quedara en custodia de la Corte Suprema.
Mientras tanto, el juez sigue al frente de la causa en donde la fiscalía acusó a la hija del financista nazi y su marido de “encubrimiento imputado, debe ser entendido como conexo a delitos de lesa humanidad”.
La pareja, sin embargo, rechazó la imputación: sostuvo que la obra habría sido “legítimamente” adquirida por una cuñada de su padre y su defensa planteó que el delito, de haberlo, estaba prescripto. De acuerdo a la hija del financista alemán, para ella el cuadro se llamaba “El Monje”.
En tanto, los herederos del marchante judío neerlandés hicieron saber que reclaman la devolución de la obra.
Sin embargo, ahora la justicia tendrá que determinar fehacientemente que la pieza secuestrada se trate del cuadro “Retrato de Dama”. Ya aparecieron distintos especialistas en arte en Italia que aseguran que el cuadro secuestrado en Argentina no habría sido realizado por el pintor Giuseppe Ghislandi.
(Fuente: Infobae)