Hace pocos días trascendió la información de que en el Hospital Samic de Puerto Iguazú se realizaron 530 interrupciones legales de embarazo desde la aplicación de la Ley de aborto legal en Argentina, aprobada el 30 de diciembre de 2020 con la sanción de la Ley 27.610, que legaliza y despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas de gestación y garantiza el acceso a la interrupción por otras causales (violación o riesgo para la salud) sin plazos.

Desde que la ley entró en vigor, el 24 de enero de 2021, establece la cobertura integral y gratuita de la práctica por parte del sistema de salud. En el Hospital de Puerto Iguazú se realizaron 530 procedimientos hasta la fecha, según los datos estadísticos dados a conocer. Ante este dato, el líder de la Diócesis de Puerto Iguazú, Monseñor Nicolás Baisi, expuso su postura y manifestó: «Faltan 530 niños en Iguazú».

«Hoy leí que desde enero de 2021 se realizaron en Puerto Iguazú 530 interrupciones de vidas humanas por nacer. Faltan 530 niños en Puerto Iguazú, 530 niños que no verán la luz, 530 niños que no jugarán en nuestros barrios, 530 niños que no alegrarán con su presencia a sus padres y abuelos, 530 niños que no podrán vivir y 530 madres y padres que, un día, se darán cuenta de lo que hicieron y llevarán en sus corazones un dolor profundo e inexpresable», expresó.

Respecto a lo que significa para la comunidad católica, que desde la puesta en discusión de la ley de aborto ha marcado su postura pro-vida, Monseñor Baisi lamentó: «Las sombras de la muerte se extienden sobre Puerto Iguazú».

El obispo de la Diócesis de Iguazú llamó a la reflexión de la comunidad y realizó una serie de planteos buscando generar conciencia en el pueblo católico: «¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Qué nos pasa que nos olvidamos de defender a los más indefensos? ¿Quién nos convenció de que eliminar a otro ser humano está bien? ¿Quién nos convenció de que no pasa nada si matamos a nuestro hermano?», cuestionó.

Continuó su reflexión indicando: «Nuestro querido hospital, donde tantos se esfuerzan cada día para curar enfermos y salvar vidas, se ha convertido en un centro de muerte, en el lugar más peligroso de Puerto Iguazú. Solo con un profundo dolor podemos leer esta noticia. De un modo u otro, todos somos responsables, especialmente los que nos sabemos amados por Dios, que murió injustamente en una cruz, luz y consuelo para todos los que sufren injusticias».

«Ojalá esta noticia nos despierte y podamos escuchar la voz de Dios que clama en defensa de los más débiles, los que ni siquiera pueden quejarse, los que no vemos», remató.