Para River es un partido especial el de este jueves contra Racing en el Gigante. El equipo de Marcelo Gallardo necesita cortar su sangrado futbolístico, frenar una caída que desde la ida con Palmeiras para acá va por un tobogán del que aún no se sabe su extensión: pasar a la Academia de Costas en los cuartos de la Copa Argentina, por contexto, por instancia y por la jerarquía del rival implicará un alivio y un espaldarazo de cara a la recta final de un año en el que el CARP todavía se juega cosas importantes. Perder, por quinta vez consecutiva, con otra eliminación en una mochila a la que ya no le caben frustraciones, será caer en un barril sin fondo.
Sí, es especial. Pero más especial aún será el cruce, si eso fuera posible, para Maximiliano Salas, Juan Fernando Quintero y Marcos Acuña. Tres jugadores que pasaron por Avellaneda, que debieron afrontar en mayor o menor medida la reprobación del público racinguista al firmar con River y que, además, son de los pocos futbolistas en los que el colectivo riverplatense confía para remontar este barrilete.
Desde ya, el morbo principal gira en torno a Salas después de lo que fue el pase más conflictivo y traumático de los últimos años en el fútbol argentino. El tironeo entre las dirigencias de Brito y Milito, las acusaciones cruzadas del propio DM a Gallardo, la respuesta picante del secretario y candidato a presidente Stefano Di Carlo, los insultos en redes al jugador por activar su cláusula de rescisión de € 8.000.000 netos, la respuesta del correntino con una carta durísima en Instagram acusando a los directivos por el manoseo respecto a su contrato…
Salas y el partido del morbo (Fotobaires).
Es un combo explosivo que estará sobrevolando el aire rosarino y que pondrá la mayoría de las miradas en el dorsal número 7 de MS. No por nada cuando la Acadé presentó a un tipo identificado ya con Boca como Marcos Rojo el pedido que recibió de parte de más de un hincha fue «rompelo a Salas, viniste para eso». «Se dice mucho que Rojo va a lastimar, pero estoy tranquilo, sé que es un jugador respetuoso», respondía Salas horas después de que se confirmara el cruce ante sus ex compañeros.
En todo caso, el clima adverso para MS7 tiene más que ver con la propia gente de Racing y con su cúpula, pero no con los futbolistas, con los que sigue teniendo relación (hace unos días, compartió unos mates con Maravilla Martínez), ni con un Costas que no le guarda rencor y que, de hecho, entendió al delantero y lo hizo público.
Quintero y Acuña, otros casos
Lo de Quintero fue un poco más suave porque por un lado el colectivo racinguista siempre tuvo claro que River era la segunda casa del colombiano y Gallardo una especie de padre y porque la transición se dio con una escala en el América de Cali y no fue súbita y unilateral como la del propio Salas. Aún así, que JFQ llegara a Núñez a mitad de año no gustó en la CD de Milito, que le había pedido en aquel famoso «pacto de caballeros» que no volviera a ponerse la Banda durante todo el 2025.
Juanfer ganó la Sudamericana en Racing (AP).
Un requisito que Juanfer estaba dispuesto a cumplir en condiciones normales, pero que desestimó por el cambio de escenario que representó para él que el América no pudiera afrontar el contrato que le había firmado, con una deuda millonaria acumulada en la primera parte del año. «Fue un pacto, en diciembre hablé con Milito. En ese momento no iba a ir a River, pero ya pasaron seis meses, y en este lapso América no me pagó, solo algo muy básico, no era lo que esperaba», se justificó el 10 antes de pegar una vuelta que motorizó él mismo.
En cuanto a Acuña, el lateral ya sabe lo que le puede esperar de parte de la parcialidad de su ex equipo: en diciembre de 2024 visitó el Cilindro por primera vez como jugador de River y fue silbado cada vez que tocó la pelota. La gente de Racing le reclama al Huevo haber optado por ponerse la Banda y no regresar como campeón del mundo al club en el que jugó tres temporadas entre 2014 y 2017 y en el que salió campeón de la mano de Diego Cocca.
Marcos Acuña –
Las declaraciones del Huevo Acuña
Por supuesto, al zurdo no le pasaron inadvertidas las reacciones de la gente: «El único que me llamó fue River, fue Marcelo (Gallardo). Creo que los dirigentes de Racing se manejaron muy mal. Me ensuciaron a mí y a mi familia. Recibí amenazas de mucha gente, solo por lavarse las manos ellos», disparó MA a la CD que por entonces encabezaba un Víctor Blanco, que había dicho que el jugador les había dado a entender a principios del año pasado que quería seguir en Europa.
En cualquier caso, para Salas, JFQ y Acuña el partido no será uno más. Por sus historias personales pero también, y sobre todo, por el presente de un River que necesita ganar y que necesitará mucho de ellos para hacerlo contra la Acadé. O, en este caso, la Acadex…
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