
A casi una década de su implementación, el Boleto Estudiantil Misionero se mantiene como una de las políticas públicas más inclusivas de la provincia. Promulgado en 2015 a partir de un proyecto impulsado por legisladores como el ingeniero Carlos Rovira y con el respaldo del Parlamento Estudiantil, el programa garantiza que alumnos de todos los niveles puedan viajar de manera gratuita en transporte urbano e interurbano.
Además, el alcance es único en el país, ya que si bien existen boletos estudiantiles en otras nueve provincias, ninguno contempla la cobertura integral que tiene Misiones. Esto permite que un alumno viaje de Posadas a Iguazú, o de Oberá a cualquier localidad universitaria, sin que el costo del pasaje se convierta en un obstáculo para estudiar.

Las cifras reflejan su impacto: entre marzo y agosto de 2024, 383.000 estudiantes hicieron uso del beneficio, un 27% más que en 2023. En el acumulado del año, fueron más de 400.000 los que accedieron al Boleto Estudiantil Misionero, el registro más alto desde que se puso en marcha.
El ahorro económico también es contundente: en un hogar con dos hijos —uno en la secundaria y otro en la universidad— el beneficio puede superar los $245.600 mensuales, lo que equivale a más de $2.456.000 al año. En tiempos de inflación y aumento del combustible, el boleto se convierte en un alivio financiero clave para miles de familias.
Boleto Estudiantil Misionero, un alivio para las familias
Ese impacto se traduce en la vida cotidiana. Gabriela, madre de una alumna en Garupá, comentó que gracias al programa “me ahorro la plata que cargaría en la SUBE”. Ese dinero, explicó, puede destinarlo a “comprar útiles, la leche de mi hija y ese tipo de cosas”, lo que para ella significa un cambio concreto en el día a día.
Los estudiantes coinciden en resaltar la importancia del Boleto Estudiantil Misionero. Luciana Ferreyra, alumna de nivel secundario, aseguró que el beneficio “me ayuda un montón, en lo económico más que nada”. Su padre complementó que el dinero que antes destinaban a transporte ahora puede usarse en materiales escolares. “Lo usa desde la primaria”, recordó, destacando la continuidad del programa en la formación de su hija.

En la misma línea, Martina Benítez, otra joven beneficiaria, expresó que “que sea gratuito me ayuda un montón porque es mucho el gasto”, dejando en claro que el boleto no es solo una ayuda ocasional, sino una herramienta que garantiza igualdad de oportunidades.
A lo largo de estos años, el Boleto Estudiantil Misionero demostró que las ideas surgidas en el Parlamento Estudiantil tienen la capacidad de transformarse en políticas públicas duraderas. Con el esfuerzo del Estado provincial, se consolidó como una política que no solo sostiene la gratuidad dentro de las aulas, sino que también asegura el acceso al sistema educativo a través del transporte, eliminando una de las barreras más significativas para las familias misioneras.