En los últimos años, el yoga ha pasado de ser visto como una práctica milenaria particular a convertirse en un aliado valioso en el tratamiento de diversos problemas de salud mental. No como sustituto de la medicación o la psicoterapia, pero sí como un complemento que mucho puede mejorar los síntomas y la calidad de vida.
Su beneficio no se limita a “relajar” a quien lo practica ya que detrás de sus posturas, ejercicios de respiración y meditación hay mecanismos biológicos bien estudiados.
Uno de los efectos más importantes es que ayuda a regular el sistema nervioso autónomo, conformado por el sistema simpático y el parasimpático.
El sistema nervioso simpático segrega sustancias -adrenalina- para actuar ante una situación amenazante o peligrosa.
El sistema parasimpático -a través de la acetilcolina- provoca reacciones para el ahorro y la recuperación de energía, enlenteciendo las funciones orgánicas -el reverso del sistema simpático- y así ambos sistemas realizando acciones opuestas entre sí, logran un necesario y saludable equilibrio.
Practicar yoga de manera regular reduce los niveles de cortisol, lo cual ayuda a mejorar el ánimo. / Foto Shutterstock.
Cuando un sujeto está ansioso o bajo estrés, su organismo se mantiene en estado de alerta por el sistema simpático: el corazón late más rápido, los músculos se tensan y la mente no se detiene.
Los beneficios del yoga
El yoga tiene la posibilidad de activar el sistema parasimpático, responsable de devolver la calma, facilitar una respiración más lenta y lograr una sensación de distensión.
También influye en el circuito hormonal que involucra el estrés ya que, al practicar yoga de manera regular, los niveles de cortisol disminuyen, lo cual ayuda a mejorar el ánimo y a reducir síntomas de ansiedad y agotamiento.
En aquellas enfermedades que se exacerban por el estrés (trastornos cardiovasculares, dolores crónicos, obesidad, cáncer de mama, hipertensión, síndrome del intestino irritable, fibromialgia) el yoga resulta un apoyo terapéutico muy importante.
A nivel cerebral, estudios de neuroimagen muestran que el yoga aumenta la actividad del GABA, un neurotransmisor que es un freno natural del que dispone el organismo para atenuar la ansiedad y para estabilizar el ánimo.
La Organización Mundial de la Salud sostiene que practicar yoga es “una útil herramienta para mejorar la salud física y mental”. / Foto Shutterstock.
Estudios con resonancias magnéticas y otras tecnologías de imágenes cerebrales han demostrado que las personas que practicaban yoga con regularidad tenían una corteza cerebral (la zona del cerebro responsable del procesamiento de la información) y un hipocampo (la zona del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria) más gruesos que quienes no lo practicaban.
Estas regiones del cerebro suelen achicarse con la edad, pero en quienes hacen yoga se demostró una reducción menor.
Investigadores de la Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts (EE.UU.) demostraron que el yoga y la meditación aumentan el tamaño de los telómeros, lo cual retarda el envejecimiento, el desarrollo de diversas patologías degenerativas e, incluso, incrementa la longevidad.
Practicar yoga 15 minutos al día es suficiente para producir los cambios mencionados en las neuronas y en la salud cerebral.
La Organización Mundial de la Salud sostiene que es “una útil herramienta para mejorar la salud física y mental y que contribuye a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles”.
EM
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Norberto Abdala
Médico psiquiatra. Magister en Psiconeuroendocrinología. Columnista de Clarín.
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