Misiones
Ahora las excursiones están bajo vigilancia sanitaria
A un año de la tragedia que impulsó el protocolo en viajes estudiantiles
Hace un año Misiones se paralizaba ante la muerte de Juanita Milagros Sirimarco Díaz, de apenas 13 años. La adolescente, que volvía de su viaje de egresados desde Villa Carlos Paz, se descompensó en el camino, sucumbiendo a un shock séptico provocado por una infección días más tarde en el Hospital Fernando Barreyro de Posadas.
La partida de Juanita no fue sólo un dolor que movilizó a la provincia y marcó profundamente a toda su madre y a toda su familia; impulsó una revisión profunda y urgente sobre la seguridad de los estudiantes al momento de viajar.
El hecho trágico marcó el precedente para la creación del Protocolo para Viajes Estudiantiles Seguros, elaborado entre las autoridades de Salud y Educación provinciales. Esta normativa se elaboró para asegurar que la salud y la vida sean la prioridad indiscutible, transformando la improvisación en acción inmediata y coordinada, buscando atajar cualquier emergencia en sus primeros minutos.
El protocolo entró en vigor desde marzo de este año y los viajes estudiantiles están bajo una vigilancia sanitaria estricta, según lo estipula el protocolo.
Por él, se exige que todo pasajero cuente con un seguro de asistencia médica, farmacéutica y al viajero. Además, cada estudiante debe viajar con su Ficha Individual de Salud, asegurando que los responsables conozcan de antemano cualquier preexistencia de enfermedad.
Asimismo, el protocolo pone el foco en la capacitación. Ahora, al menos un adulto acompañante debe ser un supervisor sanitario acreditado, lo que significa que aprobó el curso de emergencias y primeros auxilios. Esta figura es clave. Si este supervisor declara una emergencia médica cualquier otro destino o actividad se posterga de inmediato. El único objetivo se convierte en la atención médica adecuada urgente, y todos los adultos tienen la obligación de coadyuvar a este fin. Para reducir los tiempos de respuesta, las agencias u organizadores de viaje deben disponer de la geolocalización y un mapa que identifique los centros médicos asistenciales más cercanos en todo el recorrido.
El protocolo en acción
El impacto del caso Juanita no se limitó a las normas escritas; generó una conciencia que ya se siente en la práctica. En junio el protocolo demostró su capacidad de respuesta inspirada en este nuevo enfoque. Alma Barrios, estudiante de Capioví, fue trasladada en vuelo sanitario a Posadas tras sufrir una descompensación en Buenos Aires. El protocolo se activó para garantizar el regreso seguro de la estudiante.
La joven fue atendida inicialmente en el Hospital Pediátrico Gutiérrez, donde, tras múltiples estudios sin diagnóstico concluyente, se determinó que no estaba en condiciones de regresar por medios convencionales.
Sobre Juanita
Juanita era un espíritu luminoso. Su madre la describía como una «hija perfecta» y un «ser de luz», cuya vida se definía por la dedicación, el afecto y la creatividad. En el ámbito escolar, fue abanderada del nivel primario en el Icra, destacándose por sus valores. Fuera del aula, canalizaba su energía en el karate, deporte que practicaba. Pero su sensibilidad también se expresaba en lo artístico: a Juanita le gustaba pintar, dejando trazos de su mundo interior. Su color favorito era el azul y le gustaba escribir poesía.
El veredicto y la apelación de la familia
El recuerdo de Juanita está teñido por la angustia de su madre, Claudia Díaz, quien cuestionó la atención que recibió su hija en las horas decisivas del viaje. En el ámbito penal, el fiscal René Casals, tras analizar declaraciones, informes médicos y otras pruebas, concluyó que no existen conductas penalmente relevantes atribuibles a los docentes y adultos responsables del viaje. El fiscal determinó que la docente Alejandra Brüning y el coordinador actuaron con el cuidado que se podía esperar en una emergencia: activaron el seguro, consultaron telefónicamente a un médico y priorizaron el traslado a Posadas. Casals no encontró omisión, imprudencia ni negligencia penalmente reprochable en sus acciones y solicitó la desestimación de la causa penal.
Sin embargo, la familia de Juanita apeló esta decisión. Los argumentos presentados por la querella señalan que la muerte de la adolescente era “previsible y evitable”. La familia sostiene que existió un riesgo médico latente durante el viaje de regreso y que la falta de atención o la demora pudo haber sido crucial en el fatal desenlace. La batalla judicial continúa con la familia buscando que se reabra la investigación penal y se consideren las responsabilidades de los adultos a cargo.
Hoy, el mayor legado de Juanita es la promesa de que un viaje estudiantil nunca más termine en una tragedia que se pudo evitar. Su nombre ya está inscripto en el recuerdo de una comunidad entera.
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