En una reunión de la Comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca del Senado, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) —representada por su presidente, Juan Schilling, y la economista Antonella Semadeni— defendió el rol central del agro en la economía y trazó un mapa de medidas necesarias para que el sector despliegue todo su capacidad productiva.
Bajo el título “El agro que genera futuro: motor de empleo federal”, los expositores remarcaron que —contrario al mito de que el campo no genera trabajo— la agroindustria sostiene 4,2 millones de empleos, es decir, 2 de cada 10 puestos privados del país.
El presidente de FADA, Juan Schilling, y Alfredo De Angeli, titular de la Comisión de Agricultura del Senado.
¿Cuáles son las políticas públicas que necesita el campo? Para FADA, el sector podría expresar todo su potencial si se avanza en cinco ejes centrales:
● Eliminación gradual de retenciones, al considerarlas “el impuesto más distorsivo”, que frena la producción, las inversiones y las exportaciones.
● Apertura de mercados internacionales: Argentina tiene sólo 8 acuerdos comerciales, contra 32 de Chile o 40 de la Unión Europea.
● Expansión del riego: de las 2 millones de hectáreas actuales podría pasarse a 6 millones.
● Infraestructura de transporte: El 90% de la producción viaja en camión por los mismos caminos rurales de hace 50 años. Eso encarece los fletes y nos quita competitividad.
● Conectividad digital: más del 60% de las zonas rurales no alcanzan estándares mínimos, lo que limita la incorporación de innovación tecnológica.
Según FADA, estas medidas permitirían un incremento del 56% en la producción de granos, duplicar carnes, impulsar biocombustibles y promover mayor industrialización.
El impacto sería notable: 683 mil nuevos empleos, es decir, la mitad de los desempleados actuales. “Cuando le quitamos el pie de encima al productor, el efecto es inmediato en producción, exportaciones y trabajo”, afirmó Antonella Semadeni.
La economista de FADA, Antonella Semadeni, desplegó las propuestas públicas de la entidad con sede en Río Cuarto, Córdoba.
Justamente, uno de los puntos más críticos de la exposición estuvo en los impuestos. Según el Índice FADA, en septiembre el 61% de la renta agrícola fue absorbida por tributos, mientras que sólo el 13% quedó como resultado económico positivo para el productor.
“Cuando hablamos de quitar o bajar retenciones, las provincias serían las más beneficiadas. Porque mejora el precio percibido por el productor, aumenta la producción y crece la recaudación de impuestos coparticipables como IVA y Ganancias”, subrayó Semadeni.
Ante la presencia de un nutrido grupo de legisladores de la Comisión de Agricultura presidida por Alfredo de Angeli, FADA dejó un mensaje contundente: la agroindustria ya es motor del país en divisas y empleo, pero su potencial está limitado por la presión impositiva y la falta de previsibilidad.
¿Cuál fue la conclusión? Con políticas públicas adecuadas —retenciones cero, más mercados, infraestructura y crédito— el agro puede convertirse en la palanca inmediata para reactivar la economía y generar empleo privado de calidad en todo el territorio federal