“Tranquilidad” y “vamos bien” fueron las palabras más repetidas en el aún semivacío búnker libertario casi al cierre de la hora de votación. “Mañana la Argentina va a estar igual”, dijo el portavoz Manuel Adorni, en una muestra de la estrategia oficial: transmitir sosiego y quitarle dramatismo al día después de los comicios en los que se definirá en buena medida el futuro del gobierno de Javier Milei.
A partir de las 17, la mesa de campaña nacional que encabeza la secretaria general de la Presidencia y titular de La Libertad Avanza, Karina Milei, comenzó a analizar los datos que llegan de boca de urna desde distintos rincones del país. Javier Milei llegó a las 18.50 al Hotel Libertador, el búnker libertario. Con rostro distendido, el Presidente saludó a un grupo de fans e ingresó junto al joven Iñaki Gutiérrez.
Las noticias que llegaron desde el interior eran agridulces. Se hablaba de un resonante triunfo en Córdoba, que se sumaría a los previsibles triunfos de LLA en la ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos y Mendoza. En Chaco, donde el PJ podría dar la sorpresa, había preocupación, pero por sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde sus referentes se negaban a confirmar los pronósticos más sombríos, que hablaban de una dura derrota en el principal distrito del país.
Preocupados durante la jornada por la baja asistencia −Karina Milei transmitió esa inquietud cuando fue a votar, en una escuela de Vicente Lopez− la sensación predominante era el optimismo, a minutos del cierre de los comicios.
Un eventual triunfo en Córdoba ante el exgobernador Juan Schiaretti era motivo de alegría, y convivía con la esperanza de que los 16 puntos de desventaja en la provincia de Buenos Aires, que auguraban encuestas de Fuerza Patria, no fueran ciertos. “16 puntos no creo, es un poco menos”, comentaba un experimentado dirigente, lejos de la euforia.
“Llegamos a la elección en un buen momento… para cómo veníamos. Se polarizó en las últimas semanas y eso nos hizo mejorar”, resumieron desde Las Fuerzas del Cielo, cerca del asesor Santiago Caputo.
Mientras los periodistas aguardaban el ingreso en la puerta del hotel, Eduardo, Martín y Sharif Menem llegaron sonrientes pero sin hablar. Se sumaron a Karina Milei y Pilar Ramírez, que habían arribado media hora antes para la reunión de la mesa de campaña.

Todos los que entraron después −desde el cineasta Diego Recalde al secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, pasando por el bullrichista Juan Pablo Arenaza− lo hicieron con rostros relajados. El ministro de Economía, Luis Caputo, también se mostró confiado y relajado al ingresar.
El Hotel Libertador le trae buenos recuerdos al Presidente y su tropa. Fue allí, en el mismo predio del empresario Eduardo Elsztain, donde Milei transitó la espera previa a su triunfo electoral de 2023, una estadía que se extendió de modo permanente por varios meses, hasta el 8 de enero de 2024, ya elegido presidente y con destino a la quinta presidencial de Olivos. También allí se festejó el triunfo de la lista de legisladores porteños encabezada por Adorni, el 18 de mayo pasado, por sobre el kirchnerismo y la lista de Pro.
Las limitadas instalaciones del hotel no permitieron, según los organizadores, el ingreso de más de 70 periodistas acreditados. La limitación provocó el reclamo de cronistas radiales, que quedaron fuera del edificio, y de la asociación de corresponsales extranjeros.
La espera del periodismo por ingresar al hotel se extendió más de lo acordado. De hecho, distintos cronistas y camarógrafos tuvieron que retirarse, al enterarse que su acreditación había sido revocada por falta de espacio.
En la logística del evento, al igual que en la elección porteña de mayo, estuvieron trabajando Casa Militar –que cumple con su obligación de custodiar al Presidente durante su voto, pero sutilmente disimulados, sin sus tradicionales uniformes– y la prensa partidaria, a cargo formalmente de la organización del búnker. Un anticipo se vio en la votación del Presidente, breve, sin declaraciones y sólo con custodia de la Policía Federal.

La apertura del búnker, luego de marchas y contramarchas, llegó a pasadas las 16, cuando comenzó el ingreso de la prensa. Las puertas para cámaras y cronistas comenzaron a cerrarse cuando empezaron a acercarse las principales figuras de la lista oficialista y miembros del gabinete.
Entre dirigentes “celestiales”, “karinistas” y “bullrichistas”, nadie esperaba, de todos modos, la presencia de referentes de Pro alineados con la conducción del expresidente Mauricio Macri, quien al emitir su voto dejó abierta la puerta para un diálogo poselectoral entre La Libertad Avanza y Pro.
Otro de los comentarios obligados de los dirigentes libertarios se centra en el recambio de gabinete anunciado por Milei. “Todos los ministros están a disposición del Presidente”, dijo el jefe de gabinete, Guillermo Francos, luego de emitir su voto, y sin ahondar sobre los cambios que se vendrán en el gabinete, y donde Santiago Caputo tendría un rol preponderante.
Cauto, Francos sí dijo que el rol del jefe de gabinete es el de encontrar “equilibrios internos y acuerdos externos”, sin descartar su salida del elenco ministerial. También habló de la búsqueda de “acuerdos y consensos” con un sector de la oposición, en especial con Macri y los gobernadores, siempre luego de conocido el resultado de las elecciones





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