Histórico. El Cilindro estalla. Así lo pidió él, Costitas, ese deté que de no haber estado en el campo habría ocupado algún sitio en ese templo que cobra vida. Que se vuelve volcánico. Que grita y ruge y se ilusiona. Que de golpe desaparece y queda debajo de esa fosforecente nube pirotécnica que se ve desde toda Avellaneda. Y también desde el cielo.
Porque sí: ahí arriba alguien se tuvo que haber emocionado con esa ceremonia a la que convocó el deté carismático, cuando no intérperte de lo que significa ser (de) Racing. Un entrenador que posiblemente también haya quedado sorprendido por la magnitud. Que hizo match con la escala del partido, del torneo, del sueño.
Uno que el destino quiso que volviera a definirse ahí mismo. En esa cancha que alguna vez fue trinchera de esa resistencia que enorgulleció a hincha que la protagonizó -y su descendencia, que supo de ella. En donde hace un año Corinthians, otro equipo de Brasil, experimentó el monstruoso tamaño de club al que tenía enfrente. Que peleó tanto.
El recibimiento de Racing ante Flamengo (Emmanuel Fernández).
El recibimiento de Racing ante Flamengo (REUTERS/Rodrigo Valle).
Que sufrió tanto. Y que envalentonado, ahora va por tanto también.
Se escuchan los silbidos, los estruendos. Se escucha pero no se ve. ¿Pero la fe no se trata de eso? ¿De creer sin ver?
Algo pasa ahí afuera, detrás de esa gran cortina de pasión que se entremezcla con los fogonazos y el humo. Huele a bengala y a deseo de épica. Se siente. Como en la previa a pocas cuadras, con los fuegos rodeando a un micro que parecía empujado por sus propios hinchas. Pero desde adentro es otra cosa. Es distinto. Es único.
Es Racing soñando. Una patria. Una familia. Un fuego sagrado que brota desde las gradas cilíndricas. Es pasión pura de gente que siempre tuvo fe pero sin saber con fe en qué, como cantaba Os Paralamas. Pero que ahora sí que sabe a qué poster le reza. Un pueblo que se esperanza en ese entrenador que convocó al estallido y el estallido estuvo. Que armó un equipo que confía y que juega como lo haría él por Racing si pudiera volver a salir a la cancha de cortos y botines.
Él pidió generar el clima para enseñarle a Flamengo de qué se trata tener ambición. Y el clima estuvo. Con ambición de épica. Para que la sonrisa de Costas siga brillando como en esa inolvidable bienvenida.
La sonrisa de Costas (REUTERS/Rodrigo Valle).
Las mejores fotos de la bienvenida a Racing
El recibimiento de Racing ante Flamengo (REUTERS/Matias Baglietto).
El recibimiento de Racing ante Flamengo (Emmanuel Fernández).
El recibimiento de Racing ante Flamengo (Emmanuel Fernández).
El recibimiento de Racing ante Flamengo (Emmanuel Fernández).
¡Ahí está Racing! No se ve por el gran recibimiento (Emmanuel Fernández).
Tremenda bienvenida a Racing (AP Photo/Gustavo Garello).
El gran recibimiento (REUTERS/Rodrigo Valle).
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